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PROYECTO | Restaurante La Cosmo, Málaga.  Paco Lago Interioriza

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foto - Fer Gómez y Alba Urbano

foto – Fer Gómez y Alba Urbano

El equipo de Paco Lago Interioriza ha ejecutado el rediseño del restaurante La Cosmo en Málaga. Un espacio ideado como un taller gastronómico en cuyas paredes se recuerda una larga trayectoria entre fogones, con firmas y libros de personas que han acompañado al chef Dani Carnero, marca y motor de La Cosmo.

La relación espacio-cliente, además de gastronómica, es lúdica. A través de una sopa de letras, que expresa los atributos del negocio presencial y virtualmente, conseguimos un punto de atención y comunicación que luego se completa con la propia experiencia en el local.

Para la cocina, una paleta de color con influencias de las clásicas sartenes Le Creuset, iluminación propia de taller mecánico, y un juego de espejos que oculta el almacenaje de utensilios a la vista del cliente, con quien convive a través de una barra-omakase.

En el resto del espacio, paneles metálicos y elementos igualmente de taller de automoción lacados en la paleta de color corporativa, mantienen el concepto resuelto para que, independientemente del ‘sitting’, cualquier cliente pueda experimentar la misma idea de espacio.

Paco Lago Interioriza liga lo tradicional con tintes divertidos

foto - Fer Gómez y Alba Urbano

foto – Fer Gómez y Alba Urbano

El equipo de Paco Lago Interioriza ha sabido definir en La Cosmo, “La niña pequeña de Dani Carnero”, un concepto de hostelería que liga lo tradicional y arraigado de la cocina del chef malagueño, con los tintes divertidos e informales que requiere un espacio de esas dimensiones.

Con una configuración que no pudo ser modificada por normativa, el equipo de diseño ha resuelto cada reto creativo con la dosis necesaria de ingenio, dotando al espacio de un característico aire de “taller” donde el staff de cocina hace las veces de mecánico, y la propia sala y cocina envuelven con elementos de luz y utensilios de cocina decorando sus paredes. Una barra conjuga la oferta con la demanda, y hace al cliente más protagonista del espacio, cuyos atributos quedan representados en una vistosa sopa de letras en la entrada.

En el plano gastronómico, lo usual en Dani. Una cocina de origen, con profundo respeto al producto y su historia, narrada por el propio servicio, y elaboraciones de toque, rápidas y desenfadadas. Desde moluscos a la candela a flan cremoso de maíz, pasando por entrecot empanado o ensaladilla de patata rota, la propuesta es justa en número, para identificar rápidamente lo que ‘enamora’, y regarlo con una bodega atrevida, llena de tintes locales.


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