El despacho de Tomás Amat Estudio de Arquitectura ha desarrollado el proyecto de reforma del restaurante LA FINCA, ubicado en Elche, con la intención de unificar los espacios en uno solo, sala, terraza y jardín con la posibilidad de usarlos durante todo el año y también por separado.
Así mismo una de las necesidades de la propiedad pasaba por convertir la “gran” habitación en un restaurante, considerando la exigencia que supone tener una estrella Michelin, así como dotarlo de un área para cocteles, reconstruir los espacios técnicos, de almacenaje, instalaciones, etc.
De este modo, el espacio debía ser flexible y ser capaz de ofrecer servicios diferentes ampliando y/o reduciendo el aforo, es más, ha de ser susceptible de la transformación total y la posibilidad de volver a convertirse en una sala de eventos como bodas, bautizos, comuniones, congresos, etc.
El estudio de arquitectura se enfrentó a un salón de proporciones rectangulares en el que la estructura existente a base de pilares y cerchas de madera tenía un peso y una relevancia enorme, se encontraron con una gran sala diáfana dedicada a eventos y una terraza exterior sin establecer ningún dialogo con el masivo espacio interior.
Tras la transformación los 500 m2 de establecimiento se convirtieron en un “hangar” dedicado en este caso a la restauración.
Las claves del proyecto de Tomás Amat Estudio de Arquitectura
Con la intención de compartimentar el espacio, ofrecer los servicios diferentes demandados por los clientes y mantener la versatilidad suficiente para transformar una y otra vez el espacio a las nuevas necesidades de congregación, utilizaron tejidos.
Los trabajos establecieron como único separador del espacio, para llegar incluso a crear micro estancias, unas cortinas de aluminio descolgadas estratégicamente de los techos diseñados para poder albergar las diferentes disposiciones en sala.
De este modo, se prepara un espacio que contiene estancias menores y son contenidos por otras mayores, los cuales se compartimentaron con estrategias de aluminio translucido, con infinitos escenarios e infinitas maneras de interpretarlos, imágenes tras imágenes en un continuo proceso de transposición de velados cubículos de privacidad.
Por otro lado, un gran bloque de roble natural, cierra el salón separándolo de la cocina y los aseos, albergando los espacios de almacenaje. Y una gran barra de coctelería recorre los 14 metros que se destinan a cocteles, cierra el salón en el fondo, separándolo del acceso al antiguo restaurante.
Del proyecto también destacan unas grandes estructuras revestidas de corcho, que salpican el techo y lo dotan de gran calidez, al tiempo que aportan el acondicionamiento acústico necesario, así como una gran masa de color verde, el pavimento vinílico que cubre tanto salón como terraza, junto con el césped artificial del jardín, conforman el total de la propuesta.